
Si por esas cosas de la vida llego a hacer realidad estas genialidades, sería premiada nada más y nada menos que mis fellow inventores de la Universidad de Harvard que se dan el gusto de apoyar importantes estudios como el inédito de Kees Moeliker sobre "el primer caso de necrofilia homosexual entre patos slvestres" en el 2003. Porque nosotros visionarios del siglo XXI tenemos (anti) Nobel, sigamos inventando.
Porque donde más se pueden validar estudios como "El efecto del Country en el suicidio", "las dinámicas del hula-hula" y agradecer de paso al creador del karaoke y su nueva forma de enseñar la tolerancia.