enero 29, 2007

wuajajaja

Albocuma le dijo "te voy a matate, logo", y de puro julepe Humbertito Troncoso chalupeó junto a un amigote desde Puerto Montt a Santiago
El "Chupetín" quedó con patas como empanada de pera tras caminar mil kilómetros
Cabros se creían Kung-Fu: Tiraban patuleca más de 20 horelis al día. "Dormíamos en cualquier parte, sobre todo en servicentros"
Sebastián Foncea M

En Puerto Montt los fanáticos del fútbol se dividen entre los hinchas del equipo local, los de la U. de Chile y del Colo. Humberto Troncoso es alboadicto, se jura igual de bello que el Chupete Suazo y habla menos que el Mati. Pero camina más que Kung Fu. Y no es chiste, loco.

A sus 15 pepas Chupetín es un cabro sociable y por eso no se hace ningún drama en establecer relaciones con los chunchos de su pobla. El drama nació a fines del año pasado, cuando un mural del Colo sufrió un atentado presumiblemente de parte de una facción azul. Uno de los principales sospechosos fue Pedro Meneses (18), amigo íntimo de Chupetín.

La barra colocolina juró venganza y las amenazas entraron al baile. "Por ser su yunta me dijeron te voy a matate, y me urgí caleta, por eso sin pensarlo arranqué con mi amigo".

El 4 de enero el par de cabros salió a la carretera y comenzó a caminar, a caminar y a caminar. Hicieron dedo, pero tuvieron menos éxito que González con Federer. Recién los recogió un camión en Chillán, cuando llevaban alrededor de 500 kilómetros, y los dejó en Talca.

El viaje fue más penoso que "Simplemente María". "Dormíamos donde podíamos, la mayoría de las veces en los servicentros. Despertábamos como a las 6 de la mañana y caminábamos todo el día hasta como las 2 de la noche. Llegamos con las patas como empanadas de alcayota y enteros desnutridos", contó Ampollas en los Pies.

Era tanto el susto de los fugitivos que no alcanzaron a hacer equipaje ni a conseguir plata. No tenían con qué comprar comida y se llenaban la guata mendigando pero les iba casi tan mal que haciendo dedo. Incluso chupetín llegó desnutrido y su amigo parece tallarín.

Como no tenían ropa para cambiarse, ni menos toalla, jabón o pasta de dientes, el parcito estaba más fuerte que el orgullo.

El 21 de enero llegaron a su destino. Luego de 17 días y más de mil kilómetros Chupetín y Pedro aparecieron donde una tía del segundo

Súper mami

La mamá del menor estaba desesperada. María Hernández realizó un trabajo de inteligencia y averiguó el destino de los cabros. Ella es dueña de casa y su marido, jardinero. Por eso vendió el máximo lujo del hogar para viajar a la Región Metropolitana: Con el dolor de su alma se desprendió de la tele a color en 30 lucas, y compró un pasaje.

Una vez en San Beca la mami se dirigió a la dirección que tenía. Pero nada. Estaba mala, así que buscó casa por casa durante tres días hasta dar con su hijo y fundirse en un abrazo del oso.

La conmovedora historia de fútbol, carreteras y rock and roll conmovió a la gente de buen corazón que nunca falta en estos casos: Se pusieron con una tele nueva y con los pasajes de vuelta.

2 comentarios:

Chissock dijo...

Que linda historia! Que buenos amigos T__T!

mix dijo...

casi un "Volviendo a casa"...